MANIFIESTO DE LAS MUJERES CON DISCAPCIDAD
Por nuestra independencia
Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, desde el Departamento de la Mujer de CANF COCEMFE Andalucía y la Asociación para la Promoción de la Mujer con Discapacidad LUNA, en representación de las más de cuatrocientas mil mujeres con discapacidad que residen en Andalucía queremos hacer oír nuestra voz ante la sociedad
y los poderes públicos para reivindicar nuestros derechos como ciudadanas.
Por ello las mujeres andaluzas con discapacidad EXIGIMOS:
El derecho a poder decidir sobre nuestras propias vidas, sin tener que estar sometidas a las decisiones de terceras personas, que por el mero hecho de no tener deficiencias funcionales se arrogan el poder de proyectar nuestras vidas, ignorando nuestros deseos y expectativas.
Desterrar los mitos que nos caracterizan como seres sin roles, vulnerables y subalternos, a causa de la confluencia de dos modelos sociales, como son el género y la discapacidad, frente a los cuales la sociedad reacciona con actitudes negativas.
Que los criterios que la futura ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia establezca para el disfrute de las prestaciones que reconoce, sea sensible al género, o lo que es lo mismo, tenga presente las necesidades concretas de las mujeres con discapacidad. En este rubro incluimos:
Conquista de los espacios públicos: La puesta en marcha de este sistema, debe redundar en una mayor presencia de las mujeres en el ámbito público, permitiéndonos conquistar aquellos espacios que aún permanecen vedados para nosotras.
Apoyo a la maternidad: Este sistema debe tener presente nuestro derecho a tener hijas e hijos y a poder atenderlos adecuadamente, para lo que exigimos la prestación de una asistencia personal que nos permita desarrollar nuestro rol de madres, sin que nuestras limitaciones funcionales sean consideradas obstáculos insalvables para ejercer como tales.
Autonomía en el hogar: Las mujeres con discapa
cidad queremos ser plenamente autónomas en el ámbito doméstico, reducto que nos ha sido también negado sobre la base de nuestra supuesta imposibilidad para desempeñar el rol de amas de casa. Para las mujeres con discapacidad dicho rol es resignificado en la medida que deja de ser un papel subalterno y se convierte en la expresión de nuestra capacidad de vivir de manera autónoma e independiente, con plenos derechos para gestionar nuestros propios espacios y proyectos de vida.
Ejercicio pleno de nuestros derechos: Exigim
os que se reconozcan los derechos subjetivos de un conjunto de ciudadanas que ante todo desean decidir por sí mismas. Por lo tanto, la figura del asistente personal así como los demás recursos que prevea la ley, deben tener en cuenta las especiales necesidades de las mujeres con discapacidad gravemente afectadas, con el objetivo de garantizar el disfrute de una vida autónoma e independiente.
En última instancia reivindicamos el derecho a una vida independiente y a decidir libremente, de acuerdo con nuestras convicciones
y deseos, el modelo de convivencia y el sistema de apoyo que más nos convenga. Esto redundará sin duda en la emancipación tanto de mujeres con discapacidad gravemente afectadas o no, como de mujeres no discapacitadas.
Alzar la voz y hacer valer nuestras demandas como mujeres
con discapacidad es imprescindible para que tanto la Administración pública, encargada de aplicar la ley, como la sociedad en general, sepan que no somos seres con discapacidad ‘a secas’, sin papel que jugar ni retos que afrontar como individuos y como colectivo, sino que también el género atraviesa nuestro vivir cotidiano, precisamente porque ante todo, somos mujeres.
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